Queridos Hosteleros Californicos:
Este relato que con tanto gusto me dispongo a contaros
transcurre íntegramente en el Parque Nacional de Yosemite (Yosemiti si queréis
marcárosla a la patata en la boca) donde hemos pasado dos magnificas noches y
donde hemos vivido intensas experiencias, qué duda cabe.
INTO THE WILD
Salimos el día 15 escopetados de Las Vegas, donde si
llegamos a pasar un solo día más ya nos quedamos (quedarse de “estar quedao”) y
tras una buena papa de coche, 663 km nada menos, empezamos a contemplar las
estribaciones de este parque, el más visitado del mundo según hemos sabido.
Entramos por el acceso más alejado de nuestro “hotel” y aunque se nos echaba la
noche encima y las posibilidades de hacer una barbacoa disminuían se escucharon
en el coche del orden de 300 “Que Belo” mientras contemplábamos los diferentes
parajes que se aparecían tras cada curva.
Tras un primer fuego que tuvimos que apagar por mandato de
un semiamable Ranger logramos encontrar un sitio de barbacoas, el único que
permitían estar 24 horas, y el equipo se puso manos a la obra para la recolecta
de palos que sirvieran de combustible. En poco tiempo, y a pesar de la
ingeniería de machina reinante, teníamos montado un fuego exquisitorio (mucho
ojo que lo hicimos completamente de noche, con una oscuridad más negra que el
sobaco de un grillo) y un ratito después estábamos enfundandos unos hamburgos
de osma completamente sirios.
Con la buchaca llena localizamos nuestra tienda de campaña
(tent) y tras una ducha reconfórtate para quitarnos el olor a gitanaco nos
metimos en el sobre con el objetivo de amanecer a las 6:00 para ir a escalar un
pico que nos había recomendado un amigo del que suscribe que se gana la vida
como guía profesional de Yosemite (thanks Dan!!!).
Y aquí empieza la aventura.
Amanecido el 16 de agosto y no sin esfuerzo logramos
encontrar el lugar desde el que teníamos que comenzar la ruta al North Dome
(2.299 metros). Atravesamos un bosque precioso, gritando cada dos por tres HEEEEEEY
BEAR con el objetivo de espantar a los osos, pumas y demás alimañanas que nadie
quería encontrarse ni de coña.
Lo de HEEEEEY BEAR os aseguramos que no era para hacer la
gracia…nada más llegar al parque nos dieron un periódico con las normas y
pautas a seguir en caso de encontrarte con un puma o un oso que transcribo
literalmente:
Do not run.
Shout in a low voice
and wave your arms or hold open your coat to look large and threatening.
Maintain eye contact
and do not crouch down.
Throw sticks or rocks.
If an attack occurs,
fight back.
Unas horas después
llegamos a un punto previo de interés llamado Indian Rock, una roca bastante bela
donde hicimos reglamentariamente el mongoloide con ruiditos, señales y demás
mandangas que habrían despistado al mismísimo Kochise, jefe Apache Chiricahua.
Serían las 11 de la mañana cuando hollamos la cumbre y
cuando llegó uno de los momentos decisivos del día en Yosemite: El grupo se
dividió. Dos de nuestros mejores hombres, uno mermado en sus cualidades físicas
y otro que buscaba disfrutar de otros atractivos del Parque decidieron regresar
al coche, generosa iniciativa que agradecimos en el alma los otros tres, el
Puma, el Oso y la Sardina quienes agarrando el toro por los cuernos decidimos
desafiar a Yosemite y nos adentramos Into the Wild con el objetivo de enlazar
dos rutas bastante jartas y terminar en el Yosemite Valley pateando
prácticamente todos los puntos de máximo interés de este gigantesco parque,
cruzando ríos, precipicios, montañas, bosques y cataratas en un recorrido de
unos 25 km total desde que dejamos el coche.
Llevamos en todo momento presente los consejos de Bear Grylls que tan sabiamente nos ha dejado para la posteridad en este video:
El grupo de los montañeros inicio su camino contentos,
motivados y mal equipados. Sin mapa ni botas de monte los problemas no tardaron
en llegar cuando nos perdimos completamente del camino y comenzamos a descender
por un pedregal que, aunque no lo sabíamos, desembocaba en un precipicio tamaño
pa´haberse matao!!! Las dudas nos
asaltaron en un pedregal donde sonaba un sonidillo idéntico al de las
serpientes de cascabel, voto a Dios que cuando lo oi casí colapso y me entro un
acojono como pocas veces. Gracias al Oso fundamentalmente el agua volvió a su
cauce cuando deducimos que ni por altura ni por cantidad podían ser crótalos lo
cual tranquilizó bastante los ánimos.
Con la tranquilidad de sabernos libres de ofidios el grave
problema radicaba en volver a la senda y el grupo, con un trabajo en equipo
propio de Al filo de lo imposible y sin perder en ningún momento la compostura
se puso manos a la obra para salir del embrollo en el que estábamos metidos: Había
que deshacer lo andado y eso implicaba subir una peña de cojones, el agua
empezaba a escasear, hacía un calor de los buenos y la sudada colectiva habría servido
para poner un huerto en el desierto del Kalahari.
Los peligros en este punto no habían cesado, pronto pisamos
donde no debíamos y un panal de rica miel fue destruido por el Puma y el
Sardina que se llevaron una y dos picaduras respectivamente, pero gracias a
Dios conseguimos retomar la senda, comer algo por la energía gastada y
continuar la ruta.
Llevaríamos dos horas andando en la más absoluta de las
soledades cuando nos topamos con un grupo de cuatro super montañeros que
supusieron un autentico punto de inflexión en nuestra marcha. Eran Ranger Johnny
y su gente. El Sardina, que nunca fue una persona muy reflexiva si bien
bastante práctica acaba de llenar su botella en un rio y marchaba alegre y
contento con su agua fresquita pero su gozo calló en un pozo cuando a los pocos
minutos de charlar con Ranger Johnny este le auguró las siete plagas de Egipto
si tomaba un mero sorbo. Menos mal que Ranger Johnny es un profesional, un tío
preparado que portaba 2 mochilas como la copa de un pino y un bidón de
emergencias que ni el mismísimo Bear Grylls habría logrado reunir en toda su
trayectoria. Johnny sacó su zurrón y pronto potabilizó nuestro agua además de
llenar de electronic ions con sabor a naranja que nos iba a dar la energía necesaria
para llegar hasta abajo y preocuparse mucho por nosotros.
Ranger Johnny no es ranger del parque, sino de Alcatraz
(plpc) donde trabaja y donde nos dijo que a pesar de que está todo vendido fuéramos
el sábado y preguntáramos por él ya que intentaría colarnos. Abrumados por tanta profesionalidad,
amabilidad y generosidad no pude más que regalarle la banderita de España que
portaba conmigo, cosa que agradeció sobre manera y dejó muy contento.
La siguiente hora de ruta se la dedicamos a Ranger Johnny y
a comentar lo belo, lo profesional, lo hipocondriaco y los huevos gordos que
maneja pues subir lo que nosotros bajábamos con semejante equipo tiene un gran
mérito.
Las fuerzas empezaban a flaquear y el terreno a hacer mella
(íbamos en zapas obviamente un calzado muy poco apropiado para la ruta) cuando
llegamos a los Yosemite Falls, unas cataratas verdaderamente impresionantes
aunque ahora estaban con poco agua debido a que el deshielo ya pasó y decidimos
hacer un stop and go en sus pozas. El parón fue como agua para el sediento,
abrigo para el sintecho, hielos para el botelo o pitis cuando ya no quedan y el cole que nos dimos en la poza quedará en
nuestras memorias como uno de los mayores alivios que hemos experimentado.
Peeeeero tocaba seguir caminando y descender al valle,
tercio final que considerábamos coser y cantar pero que fue realmente duro. El
Yosemite Valley es una preciosidad de sitio flanqueado por paredes de roca verticales,
una de ellas era la nuestra, había que bajar por una escalinata eterna (3 horas
aprox) con un terreno de rocas horrible. A la hora de comenzar el descenso nos
topamos con un italiano, Guido Arefficce, que subia sufridamente habiendo
dejado a su mujer abajo y nos preguntó cuánto le quedaba hasta arriba. Fuimos
sinceros y persuasivos, especialmente al ver el chupito de agua que le quedaba,
como buenos PIGS que somos los españoles y los italianos convenciéndole de que
se diera la vuelta y bajara con nosotros. Compartimos generosamente el agua que
nos quedaba, porque en el monte la solidaridad es una máxima, y reanudamos la
ruta.
2 horas y media después y tras interminables subidas y
bajadas, además de cruzarnos con muchísimos inconscientes que pretendían subir a
las cataratas sin agua y anocheciendo llegamos al Valley donde nos separamos de
Guido. Fuimos corriendo a por agua y él se quedó con su mujer que llevaba unas
5 horas sola esperándole y tenía una cara más larga que el trabuco de Makelele.
El grupo se reunifico y nos fuimos a ponernos de pizza hasta
atrás pues el derroche de fuerzas había sido extremo. Eso sí, miramos hacia las
montañas satisfechos, orgullosos y muy muy contentos de haberlo dado todo en
Yosemite, adentrándonos Into the Wild y viviendo una aventurilla difícilmente olvidable.
En la sección de óbitos y necrológicas debemos lamentar la pérdida
de una ardilla de Yosemite que Paquito ha atropellado sin querer, ya solo
quedan 9.999.999. Son de destacar las lágrimas que ha derramado el homicida
tras varios intentos infructuosos de reanimación. Sorry Rangers, we didn´t mean
it!!!!
En el capítulo de amigos de la ruta además de Guido
Arefficce (nos debes una socio) debemos destacar a Harry y Jim, padre e hijo/a
(no quedó claro este aspecto en el examen visual) de Oregón de 70 y pico y 50 respectivamente
que estaban celebrando el cumple de Jim subiendo montañas y a quien felicitamos
reglamentariamente.
Y muy muy especialmente a Ranger Johnny y su gente, nos
salvasteis de una manjatta muy muy seria y eso no lo olvidaremos. Lo que te
haga falta a ti y a los tuyos Johnny!!!
En el capítulo de dedicatorias abrimos boca con una
dedicatoria muy especial a toda la gente de Badajoz, tierra de conquistadores,
que nos estáis siguiendo y especialisisisisimamente dentro de ellos a la
Macarena, que está siempre presente en los pensamientos de uno de nosotros.
Muchas gracias por seguirnos belos pacenses.
En segundo lugar quiero dedicar un tema muy montañero a mi
buen y fiel amigo Punti puntalero, el balandrista playero que vuelve pronto a
Chile y a quien echare mucho de menos a mi vuelta a Santander. No te queda ya
nada socio!!!
Y esto es todo amigos, estamos en San Francisco y nos os preocupéis,
no nos hemos olvidado de ponernos flores en la cabeza!!! Volvemos pronto
con nuevas aventuras de Cisco, es viernes, es agosto garantizo que las habrá.
Gracias por acordaros de "la Macarena" ahahahaaa...me ha hecho muchisisisima ilusion. Os sigo desde Badayork, me encantan vuestras historias y sobre todo como las contais con sus fotos, videos,...aclarativos, muy buenos. La verdad q me troncho de risa, bueeeno...unas veces mas q otras ya sabeis ;)) Dvile a ese uno de vosotros q lo tengo presente siempre, es inevitable. Pasaroslo pipa como hasta ahora y seguid deleitandonos con vuestro viaje. Un beso fuerte para todos, pero uno especial para el gran pumita ahahahaaa!! Animarlo a escribir en el blog ;)
ResponderEliminarLete,
ResponderEliminarMuchas gracias por tu dedicatoria!! Desde la Argentina sigo tus andanzas por USA. A tenor de lo que cuentas, y de lo que intuimos los lectores, deberéis estar liando unas muy míticas. Disfrutad lo que os queda!!
A pesar de que esté a 13000 km del Puntal, sigo con detalle la meteorologia de la bahía, he de decirte que no ha hecho ni un día malo en lo que va de agosto y el agua está a 23 graducos!! Seguro que aguanta hasta tu vuelta.
Un abrazo
Arriba España
Cabron: La Bandera que se ha llevado ese puto infiel de joni era mia, la enseña no se regala nunca se obtiene por meritos y se entrega en publico homenaje y se recibe con el debido respeto y devocion, nunca mi bandera es objeto de mercaderia
ResponderEliminarTu indignado padre. JJL
A ver no exageres que el tío nos salvó la vida y hoy voy a gestionar que os invite a Alcatraz donde es el jefe. Cuando vuelva te compro una, y sin escudo que es una horterada, pero créeme que este gallo hizo méritos para ganarsela.
EliminarTratare de conocer al ranjer joni y le retare en el campo del honor y como sea del barca sera pasto de los tiburones de la bahia. Yo le regalare una bandera del R Madrid
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