Viernes 10 de agosto
Ayer las Beer Olyimpics al final nos llevaron otra vez a la
calle y acabamos tarde. Esta mañana tras un sueño muy ligero y breve hemos
finiquitado aquello que nos quedaba por hacer en San Diego, no sin antes sufrir
un contratiempo que se lleva sin lugar a dudas el premio a chusta del día.
Ayer nos saltó el piloto del cambio de aceite del motor. Por
la cara. Parece ser que los amigos de El Alamo Car Rental no revisan del todo
los vehículos antes de entregarlos a los clientes. Era obvio que había que dar
una solución a este pequeño incidente y cuanto antes. Un motor sin aceite es
como un botelao sin hielos. Es forzarla y al final acaba mal. Y tenemos por
delante miles de millas que recorrer y parajes inhóspitos que visitar, con lo
que necesitamos que nada ni nadie aquí pierdan aceite. Así que tras desayunar,
despedirnos de nuestros amigos (yo creo que es la primera vez que nos vamos con
sonrisas de un Youth. Esta vez no hemos tenido complaints) y hacer el check out
nos hemos dirigido a la oficina de la compañía que por fortuna había en San
Diego y hemos resuelto el incidente con una facilidad pasmosa, y es que ahí
puede estar también uno de los secretos de porqué les va tan bien las cosas a
esta gente. Hemos llegado al mostrador de Atención al Cliente y tras contarles
el problema y ponernos un poco gambas (no nos han cerrado el local,
afortunadamente) el tío lo único que ha dicho ha sido: Ok. No worries. Go outside and take another car.
Una gestión brutalmente agil. Hemos cogido el mismísimo modelo que
teníamos, esta vez matrícula de Washington (el anterior de Ohio) y con el
depósito lleno, y nos hemos pirado. 2 coches en 5 días. Igual conseguimos
tantos como estados tiene este país.
Y teníamos apuntada como obligatoria la visita al
portaviones U.S.S. Midway, que no ha decepcionado en absoluto. Estos tíos lo
tienen muy bien montado y la visita ha sido francamente guapa. Hemos visto
desde las camas de los 4.000 soldados que allí viajaban en las operaciones
(evidentemente no de todos los 4.000), la barbería, el quirófano, la sala de
máquinas, los elevadores de bombas, los motores de vapor, la sala de radares,
la cubierta, repleta de aviones de guerra brutales y donde se estaba celebrando
una ceremonia para condecorar a un pedazo de mítico de la marina. Ha estado muy
muy guapo, la verdad.
Y extasiados por la beleidad del momento hemos enfilado
carretera hacia Los Angeles en nuestra ruta hacia el Gran Cañón no sin antes
hacer una breve parada en La Jolla (con ll), un pueblo en los alrededores de
San Diego famoso por una playa espectacular que a la caída del sol se llena de
focas construyendo una estampa muy mágica. Pues bueno… la playa estaba bien.
Había fuerte marejada y una ola nos ha jodido el campamento. Mucha gente
haciendo surf, un Mich Buchanan que ha hecho una operación de salvamento a una
foca (pero humana) que no podía salir del agua, el agua muy fresquita y unos
pitis para amenizar la velada y pirarnos.
Nos hemos jalado unos hamburgos en Jack in the Box que había
en los alrededores y nos hemos aprovisionado de liquido para el largo trayecto
que emprendíamos hacia un lugar en el mitad del desierto donde pasar la noche.
Mucho coche y música country. El desierto pues tiene para un par de fotos
guapas. No hemos encontrado, por desgracia, a ninguna Shania Twain en vestido
de leopardo y presumiendo de autosuficiente:
Tras 5 horas comiendo coche hemos decidido parar en un
pueblo llamado Nedles, prácticamente en Arizona, para echar gasofa. Eran las
22,00 hr. En una gasolinera desierta en la entrada del pueblo hemos recibido un
bofetón de calor, en la cara y por la putísima cara, que ha mandado del tiral
al mundo de los cangrejos esa leyenda de que en el desierto refresca por la
noche. Estamos a 39 grados a las 23,00 hr y mañana las máximas anuncian 47
grados. Esto es un claro TLCJ. Hemos conseguido habitación en un motel de estos
que todos hemos visto en las pelis, de los que aparcas el coche en la puerta de
la habitación, y haciendo el check in nos hemos encontrado con un pequeño
tesoro de tipo pecuniario que además de sanear nuestra tesorería nos ha dado
una gran alegría. Esta vez no para nosotros, pero es obvio que para alguien ha
sido otro clarísimo TLCJ.
Y aquí os dejamos amigos, a la fresca, mañana nos quedan otros
300 km.
En el apartado de nuevos amigos, un par de chavales de Lérida
(aunque ellos hayan dicho Lleida) que han venido a pedir fuego y nos hemos
quedado un rato de charla. Decían estar aprendiendo inglés en San Diego por
tres meses y les hemos dicho que no nos cuenten grelos
(grelo-cangrelo-cangrejo= triple que se marca alguien por la cara pretendiendo
darte el palo), que dejen ya de engañar a los padres y se pongan a currar.
Como temonal del día, vamos a pinchar un poquito de country
y tiraremos de la banda sonora de una película de culto para muchos y
cuestionada por otros tantos, aunque lo que no admite cuestión es la calidad de
su banda sonora. Me pincho un par de temas. La primera la conoceréis por una
versión de El Canto del Loco (o del Pozo) que claramente no le llega a la suela
del zapato. La otra es un clásico del country que me flipa.
Para mi gusto, mejor la versión del 95 que hicieron para la película.
En el capítulo de Juega y Gana, Laura ha sido premiada con
una maravillosa postal dedicada. Os animamos a participar y conseguir vuestro
regalo. La pregunta de hoy es:
A la banda sonora de qué película
pertenecen las dos canciones anteriores?
Y hoy, cual torero que va a los medios y ante ninguna
particular dedicatoria para nadie, mandamos un fuerte abrazo a todo nuestro
público.
Dumb and Dumber? Blog belisimo donde los haya! Abrazo enorme queridos amigos y hermano ;)
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